
2. ¿Alarmismo derechista? Humala ni siquiera llega a ser un Velasco, un general con formación estatista y desarrollista. Humala es un comando que manda y obedece. Se nutre ideológicamente de la escuela de operaciones especiales del Ejército y de una formación familiar extremadamente autoritaria. ¿No lo han escuchado leer en el debate y gritar –como en un cuartel– en el mitin de la Plaza Dos de Mayo? Una pregunta para los amigos de la izquierda: ¿Piensan que Humala gobernaría con ustedes y no con los coroneles y generales de su propia promoción? El nazismo y el fascismo italiano también reclutaron a socialistas renegados que luego fueron pasados por cuchillo.
3. Crear un sentimiento de resistencia antifascista demanda un pacto público, secreto, a media luz, como se quiera, pero se requiere un pacto. Presiento que, otra vez, el viejo partido de Alfonso Ugarte, atacado y desangrado por la izquierda mediática, se erigirá como el gran organizador de la resistencia. El Apra se vuelve a poner de moda y hasta Toledo invoca el apoyo de la estrella. Cuando las democracias se tambalean solo los partidos hablan fuerte y salvan la libertad. Ya verán.
4. En la primera vuelta, generalmente, el electorado no se polariza, pero en el segundo tiempo las opciones ideológicas y los extremos jalonean a los centros, de modo que se viene una tensión igual o peor que la del 2006, porque ahora los asesores brasileños le ponen materia gris a la campaña humalista. Desarrollar una conciencia antifascista implica ponerse en todos los escenarios tal como lo sostienen los analistas. Un triunfo de Humala requiere un Congreso de guerra para resistir las embestidas. Mauricio Mulder, Jorge del Castillo, Aurelio Pastor, Juan Sheput, Carlos Bruce, Víctor Andrés García Belaunde, Martha Chávez, Carlos Raffo, Víctor Robles, Lourdes Alcorta, Alberto Beingolea deben estar en el Legislativo. Disculpe, amigo lector, este no es un artículo de análisis sino es un escrito que ya forma parte de la resistencia antifascista.